Club Atlético Huracán: El Globo que surca los cielos del fútbol argentino

En el corazón del barrio de Parque Patricios, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se alza uno de los clubes más emblemáticos y tradicionales del fútbol argentino: el Club Atlético Huracán. Fundado el 1 de noviembre de 1908, este club nacido de la pasión de un grupo de jóvenes estudiantes se ha convertido en una institución insignia del deporte nacional, con una rica historia que trasciende las fronteras del fútbol para transformarse en un símbolo cultural y social de profundo arraigo en la identidad argentina.

Conocido cariñosamente como “El Globo”, en referencia a su peculiar emblema, o “El Quemero”, por la ubicación original del club cercana a la quema de basura de la ciudad, Huracán ha logrado escribir páginas doradas en la historia del fútbol argentino. Desde sus glorias deportivas hasta su contribución al desarrollo del fútbol nacional, pasando por la construcción de un estilo de juego que muchos consideran distintivo e identificatorio, Huracán representa mucho más que un simple club de fútbol.

Los orígenes: el nacimiento de una pasión

La historia de Huracán comienza en las calles del barrio porteño de Nueva Pompeya, donde un grupo de adolescentes liderados por José Laguna, Tomás y Jorge Duggan decidieron fundar un club de fútbol. El nombre “Huracán” surgió inspirado por la traducción al español de la palabra “hurricane” que Jorge Duggan había visto en un almanaque de la época, donde se describía a dicho fenómeno meteorológico como algo “poderoso e imparable”. Esa imagen de fuerza y determinación cautivó a los fundadores, que vieron en ella las cualidades con las que querían identificar a su naciente institución.

Los primeros años del club estuvieron marcados por la itinerancia, ya que no contaban con un campo de juego propio. Disputaban sus encuentros en terrenos baldíos de la zona sur de Buenos Aires, hasta que finalmente lograron establecerse en Parque Patricios, barrio que se convertiría en su hogar definitivo.

En 1914, Huracán fue aceptado en la Primera División del fútbol argentino, dando inicio a una historia que lo consolidaría como uno de los clubes fundacionales del profesionalismo en el país. La institución comenzó a crecer no solo en lo deportivo, sino también en lo social, convirtiéndose rápidamente en un punto de encuentro y de identidad para los vecinos de la zona sur de la capital argentina.

La era dorada: los años de gloria

Si hay un período que define la grandeza histórica de Huracán, ese es sin duda la década de 1920, cuando bajo la conducción técnica del legendario José Laguna, uno de sus fundadores, el club conquistó cuatro campeonatos de Primera División en la era amateur (1921, 1922, 1925 y 1928). Este período catapultó al Globo a la élite del fútbol argentino, consolidando una reputación de equipo aguerrido y técnicamente dotado.

La década dorada de Huracán estuvo protagonizada por figuras emblemáticas como Guillermo Stábile, quien posteriormente sería el primer goleador de la historia de los Mundiales de Fútbol, en la Copa del Mundo de Uruguay 1930. Stábile, junto a otros jugadores como César Vásquez y Herminio Masantonio, conformaron un equipo recordado por su calidad y capacidad goleadora.

Con la llegada del profesionalismo en 1931, Huracán enfrentó un período de adaptación, aunque mantuvo su competitividad y prestigio en el fútbol argentino. El club había establecido ya una identidad futbolística clara, caracterizada por un juego vistoso y ofensivo que privilegiaba el buen trato del balón, filosofía que mantendría a lo largo de su historia y que se convertiría en parte fundamental de su identidad.

El Palacio: un estadio emblemático

Una parte inseparable de la historia de Huracán es su estadio, el Tomás Adolfo Ducó, inaugurado el 7 de septiembre de 1947. Conocido popularmente como “El Palacio”, esta imponente estructura de hormigón se ha convertido en uno de los estadios más emblemáticos y tradicionales del fútbol argentino.

Construido en el corazón de Parque Patricios, el Ducó es mucho más que un recinto deportivo: es un símbolo del arraigo barrial del club y un testimonio de su grandeza institucional. Con capacidad para aproximadamente 48,000 espectadores, el estadio ha sido testigo de innumerables jornadas de gloria y también de sufrimiento para los hinchas del Globo.

El nombre del estadio rinde homenaje a Tomás Adolfo Ducó, quien fuera presidente del club durante doce años y bajo cuya gestión se concretó la construcción del recinto. La obra fue un logro extraordinario para la época, destacándose por su moderna estructura y su capacidad, que lo posicionaba entre los estadios más importantes del continente.

A lo largo de los años, el Palacio ha experimentado diversas remodelaciones para adaptarse a los requerimientos modernos, pero siempre manteniendo esa mística particular que lo caracteriza, con su diseño de herradura y su tradicional tribuna popular, la “Jorge Newbery”, donde late con más fuerza el corazón de la hinchada quemera.

El campeonato de 1973: el renacer de la gloria

Después de aquellos éxitos de la era amateur, Huracán debió esperar varias décadas para volver a saborear la gloria de un título de Primera División. Ese momento llegó en 1973, cuando bajo la dirección técnica de César Luis Menotti, el Globo conquistó el Campeonato Metropolitano, en una campaña inolvidable que sigue siendo recordada como una de las más brillantes en la historia del fútbol argentino.

Aquel equipo de Huracán no solo ganó el campeonato, sino que lo hizo con un estilo de juego que enamoró a propios y extraños. El “Huracán 73” es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores equipos en la historia del fútbol argentino, por su propuesta ofensiva, su juego asociado y el talento individual de sus figuras.

El equipo contaba con futbolistas excepcionales como René Houseman, el talentoso extremo derecho apodado “el Loco” por su imprevisible habilidad y su personalidad irreverente; Miguel Brindisi, cerebro del equipo; Carlos Babington, conocido como “el Inglés” por su precisión técnica; y Omar Larrosa, entre otros. Estos jugadores, junto al arquero Héctor Roganti y los defensores Alfio Basile y Jorge Carrascosa, conformaron un plantel que ha quedado en la memoria colectiva del fútbol argentino.

La influencia de aquel Huracán trascendió las fronteras del club, ya que varios de sus jugadores formaron parte de la Selección Argentina que conquistaría el Mundial de 1978, y el propio Menotti sería el director técnico de ese equipo campeón del mundo. La filosofía futbolística implementada en Huracán sentó bases conceptuales que luego se trasladarían al seleccionado nacional.

El Globo en el nuevo milenio: entre luces y sombras

Como muchos clubes tradicionales del fútbol argentino, Huracán ha experimentado períodos de inestabilidad institucional y deportiva en las últimas décadas, alternando momentos de éxito con otros de profunda crisis. A finales de los años 90 y principios de los 2000, el club vivió uno de sus períodos más difíciles, llegando incluso a descender a la Segunda División.

Sin embargo, la fortaleza institucional y el apoyo incondicional de su hinchada permitieron al Globo sobreponerse a las adversidades. En 2007, bajo la conducción técnica de Antonio Mohamed, Huracán logró el ascenso a la Primera División tras vencer a Godoy Cruz en un partido recordado por la multitudinaria presencia de hinchas quemeros.

El regreso a la máxima categoría marcó el inicio de un período de reconstrucción deportiva. En 2009, con Ángel Cappa como entrenador, Huracán conformó un equipo que estuvo a punto de conquistar el título del Torneo Clausura, jugando un fútbol de alto nivel que muchos compararon con aquel del legendario equipo del ’73. Aunque el campeonato se escapó en la última fecha ante Vélez Sarsfield, aquel equipo dejó un grato recuerdo en los aficionados por su propuesta ofensiva y su calidad futbolística.

En 2014, bajo la dirección de Néstor Apuzzo, Huracán conquistó la Copa Argentina, su primer título oficial desde 1973, al vencer a Rosario Central en la final. Este logro le permitió clasificar a la Copa Libertadores de América después de cuatro décadas de ausencia. Al año siguiente, el Globo sumó otra alegría al ganar la Supercopa Argentina 2014 frente a River Plate.

Estos títulos representaron un renacimiento para el club, aunque los problemas institucionales y financieros continuaron siendo un desafío permanente. A pesar de ello, Huracán ha logrado mantenerse en la élite del fútbol argentino, defendiendo su identidad y tradición.

Identidad y cultura: más que un club de fútbol

Más allá de sus logros deportivos, Huracán representa un fenómeno cultural y social de gran importancia en la sociedad argentina. Como muchos clubes del país, su función trasciende ampliamente lo futbolístico para convertirse en un espacio de integración comunitaria y formación de valores.

La identidad de Huracán está profundamente ligada al barrio de Parque Patricios, zona sur de Buenos Aires, con el que mantiene un vínculo inquebrantable. El club es un punto de referencia para la comunidad local, no solo por sus actividades deportivas sino también por su papel como centro social y cultural.

El escudo de Huracán, con su característico globo aerostático, es uno de los más reconocibles del fútbol argentino y tiene su origen en un acontecimiento histórico. En 1909, el piloto Jorge Newbery realizó una travesía en globo desde Buenos Aires hasta Brasil, hecho que impresionó a los fundadores del club, quienes decidieron adoptar la imagen del globo como emblema. Este símbolo representa el espíritu de elevación y superación que el club ha intentado mantener a lo largo de su historia.

Los colores blanco y rojo que identifican al Globo fueron adoptados en honor a los colores de la bandera del Imperio Austrohúngaro, según cuenta la tradición. Estos colores han vestido a generaciones de jugadores que defendieron la camiseta con orgullo y pasión.

Huracán y su estilo de juego

Una característica distintiva de Huracán a lo largo de su historia ha sido su compromiso con un estilo de juego ofensivo y técnicamente refinado. Esta filosofía futbolística, que privilegia el buen trato del balón y el juego asociado, ha sido considerada por muchos como un sello distintivo del club.

El “estilo Huracán” alcanzó su máxima expresión en el equipo campeón de 1973, pero ha sido una aspiración constante en las diferentes etapas de la institución. Entrenadores como César Luis Menotti, Héctor Cúper, Antonio Mohamed y Ángel Cappa han intentado, con diferentes matices, mantener viva esta tradición futbolística que identifica al Globo.

Este compromiso con un fútbol estéticamente atractivo ha generado un profundo sentido de identidad entre los hinchas de Huracán, quienes suelen enorgullecerse no solo de los resultados del equipo sino también de la forma en que estos se consiguen. La famosa frase “Huracán es un sentimiento” refleja precisamente esa conexión emocional que trasciende lo meramente deportivo para convertirse en una forma de entender y vivir el fútbol.

Figuras históricas que dejaron huella

A lo largo de su centenaria historia, Huracán ha visto pasar por sus filas a numerosos jugadores que dejaron una huella imborrable, tanto por su calidad futbolística como por su identificación con los colores del club.

Herminio Masantonio, delantero de las décadas del ’30 y ’40, es el máximo goleador histórico del club con 254 goles y uno de sus máximos ídolos. Su capacidad goleadora y su fidelidad a la institución lo convirtieron en una figura legendaria.

René Houseman, extremo derecho del equipo campeón del ’73 y campeón mundial con Argentina en 1978, es quizás la figura más emblemática en la historia moderna del club. Su habilidad extraordinaria y su personalidad carismática lo transformaron en un ídolo indiscutido para los hinchas quemeros.

Otros jugadores como Miguel Brindisi, Carlos Babington, Alfio Basile, Héctor Veira, Omar Larrosa, Antonio Mohamed, Patricio Graff y Eduardo Domínguez también ocupan un lugar especial en el corazón de los aficionados del Globo.

En tiempos más recientes, futbolistas como Javier Pastore, quien luego desarrollaría una exitosa carrera internacional, o Patricio Toranzo, capitán emblemático durante muchos años, han dejado su marca en la historia reciente del club.

El Globo en el siglo XXI: desafíos y esperanzas

En la actualidad, como muchos clubes tradicionales del fútbol argentino, Huracán enfrenta el desafío de adaptarse a las exigencias del fútbol moderno sin perder su identidad y sus valores fundacionales. La profesionalización creciente del deporte, las dificultades económicas y la competencia con clubes de mayor poder financiero representan obstáculos significativos.

A pesar de estas dificultades, Huracán continúa siendo una institución respetada en el fútbol argentino, con una masa social fiel y una historia que le otorga un lugar privilegiado en el panorama deportivo nacional. El club mantiene una importante estructura formativa, con divisiones inferiores que han dado origen a numerosos talentos que luego han brillado tanto en el club como en el fútbol internacional.

La pasión de su hinchada, considerada una de las más fieles y fervientes del país, constituye uno de los principales activos del club. El “Parque de los Patricios” ruge cada vez que el Globo sale a la cancha, manteniendo viva esa mística particular que caracteriza al fútbol argentino en su expresión más auténtica.

El legado eterno del Globo

A más de un siglo de su fundación, el Club Atlético Huracán continúa siendo mucho más que una entidad deportiva: es un patrimonio cultural del fútbol argentino, un símbolo de identidad para miles de personas y un espacio donde se cultivan valores deportivos y humanos.

Su historia, marcada por glorias deportivas y también por momentos de adversidad, refleja en gran medida la historia misma del fútbol argentino: pasional, técnicamente rico y profundamente arraigado en la cultura popular.

El legado de aquel globo aerostático que inspiró a sus fundadores sigue surcando los cielos del fútbol argentino, llevando consigo los sueños y esperanzas de generaciones de hinchas que han hecho del Globo una parte esencial de sus vidas. Como reza uno de los cánticos más emblemáticos de su tribuna: “Huracán es un sentimiento que crece cada día más”, una frase que resume perfectamente lo que este club histórico representa para el fútbol argentino y para quienes lo llevan en el corazón.