El Club Atlético Vélez Sarsfield, conocido cariñosamente como “El Fortín”, es una de las instituciones deportivas más importantes de Argentina. Con una rica historia que abarca más de un siglo, este emblemático club ha dejado una huella imborrable en el fútbol argentino y sudamericano. Desde sus humildes orígenes en el barrio de Floresta hasta convertirse en un gigante del fútbol continental, Vélez Sarsfield representa la perseverancia, el trabajo constante y una filosofía deportiva que privilegia la formación de jugadores y la solidez institucional.
Orígenes y fundación (1910-1920)
El 1 de enero de 1910, en el barrio porteño de Floresta, un grupo de jóvenes entusiastas liderados por Luis Cortesi se reunieron para dar vida a un club de fútbol. Originalmente, el nombre elegido fue “Club Atlético Argentinos de Vélez Sarsfield”, en homenaje a Dalmacio Vélez Sarsfield, destacado jurista y autor del Código Civil Argentino. Con el tiempo, el nombre se simplificó al actual “Club Atlético Vélez Sarsfield”.
Los primeros años fueron difíciles para la institución. Sin un campo propio donde jugar, el equipo debía alquilar terrenos para sus partidos. Los colores originales del club fueron el blanco y el azul, inspirados en el Club Atlético Gürthel, pero posteriormente adoptaron el blanco y el azul marino, que continúan siendo sus colores característicos hasta la actualidad.
En 1913, Vélez se afilió a la Asociación Argentina de Football y comenzó a competir en la tercera categoría del fútbol argentino. A partir de ese momento, el ascenso del club fue meteórico. En 1919, tras una excelente campaña, logró el ascenso a la Primera División, donde permanecería sin interrupciones durante más de dos décadas.
Los primeros años en Primera División (1920-1940)
La adaptación a la máxima categoría fue relativamente rápida para el equipo de Liniers (barrio al que se trasladó el club posteriormente). Durante las décadas de 1920 y 1930, Vélez se consolidó como un equipo respetable en la Primera División, aunque sin alcanzar los primeros planos.
En 1928, el club dio un paso fundamental en su desarrollo al adquirir los terrenos donde hoy se erige el Estadio José Amalfitani. Este hito marcó el comienzo de la consolidación institucional del club, que poco a poco fue construyendo su identidad y su patrimonio.
La década de 1930 vio surgir a las primeras figuras importantes del club, como Victorio Spinetto, quien más tarde se convertiría en uno de los entrenadores más exitosos de la historia velezana. Sin embargo, los títulos seguían siendo esquivos para la institución.
Descenso y resurgimiento (1940-1960)
En 1940, tras 21 años ininterrumpidos en Primera División, Vélez Sarsfield descendió a la Segunda División. Este golpe fue duro para la institución, pero lejos de hundirse, el club utilizó ese momento como punto de inflexión para reorganizarse.
Dos años después, bajo la dirección técnica de Victorio Spinetto, Vélez logró retornar a la máxima categoría. Este período coincidió con la presidencia de José Amalfitani, figura central en la historia del club. Bajo su liderazgo, que se extendió por más de 30 años, Vélez Sarsfield experimentó un crecimiento institucional sin precedentes.
Amalfitani impulsó la construcción del estadio que hoy lleva su nombre, inaugurado oficialmente en 1951. La visión de Amalfitani trascendió lo futbolístico, convirtiendo a Vélez en un club social y deportivo integral, con diversas actividades más allá del fútbol.
En 1953, el equipo logró su mejor actuación hasta entonces en el torneo local, finalizando como subcampeón. Este resultado evidenciaba el crecimiento deportivo del club, que paulatinamente se acercaba a la elite del fútbol argentino.
El primer campeonato y la consolidación (1960-1980)
La espera por el primer título de Primera División llegó a su fin en 1968. Bajo la dirección técnica de Manuel Giúdice y con figuras como Carlos Bianchi, Daniel Willington y Ernesto Mastrángelo, Vélez Sarsfield se consagró campeón del Torneo Nacional. Este logro representó la culminación de décadas de trabajo y sacrificio, consolidando al club entre los grandes del fútbol argentino.
La década de 1970 fue de altibajos para el equipo. A pesar de contar con jugadores de la talla de Carlos Bianchi (quien se convirtió en el máximo goleador del fútbol argentino en varias temporadas), Vélez no logró sumar nuevos títulos. Sin embargo, mantuvo su presencia en la Primera División y siguió fortaleciendo su estructura institucional.
Durante esta época, el club también comenzó a desarrollar con mayor énfasis sus divisiones inferiores, sentando las bases de lo que años más tarde se convertiría en una de las canteras más prolíficas del fútbol sudamericano.
La era dorada: Carlos Bianchi como entrenador (1990-2000)
Si bien la década de 1980 no fue particularmente exitosa en términos de títulos, sentó las bases para lo que sería la época más gloriosa en la historia de Vélez Sarsfield. En 1993, Carlos Bianchi, ídolo como jugador, regresó al club como entrenador, iniciando un ciclo de éxitos sin precedentes.
Bajo la dirección de Bianchi y la presidencia de Raúl Gámez, Vélez conquistó el Torneo Clausura de 1993, su segundo título de Primera División. Sin embargo, lo mejor estaba por venir. En 1994, en una histórica final contra el poderoso Milan de Italia, Vélez Sarsfield se consagró campeón de la Copa Libertadores de América, el trofeo más prestigioso a nivel continental.
Ese mismo año, el equipo alcanzó la cima del fútbol mundial al derrotar al Milan nuevamente, esta vez en la final de la Copa Intercontinental (actual Mundial de Clubes) disputada en Tokio. José Luis Chilavert, Roberto Trotta, José Basualdo, Christian Bassedas, Omar Asad y Marcelo Otero, entre otros, fueron los héroes de estas gestas históricas.
La era dorada continuó con más títulos: el Torneo Apertura 1995, el Clausura 1996 y el Clausura 1998, consolidando a Vélez como uno de los equipos más ganadores de la década en Argentina. Además, en 1997, el club obtuvo la Copa Interamericana y la Recopa Sudamericana, completando una colección de trofeos internacionales sin precedentes para la institución.
El nuevo milenio: entre crisis y resurgimientos (2000-2020)
El comienzo del siglo XXI presentó desafíos para Vélez Sarsfield. La crisis económica que azotó a Argentina en 2001 afectó severamente al club, que debió reorganizarse financieramente. Sin embargo, la solidez institucional y el trabajo de cantera permitieron al equipo mantenerse competitivo.
En 2005, bajo la dirección técnica de Miguel Ángel Russo, Vélez volvió a saborear las mieles del éxito al consagrarse campeón del Torneo Clausura. Este título marcó el regreso del club a la elite del fútbol argentino tras algunos años de transición.
La llegada de Ricardo Gareca como entrenador en 2009 inició otro ciclo exitoso para la institución. Bajo su conducción, Vélez obtuvo tres títulos más de Primera División: el Clausura 2009, el Clausura 2011 y el Inicial 2012. Estos éxitos se sustentaron en una mezcla de jugadores experimentados y jóvenes talentos surgidos de las divisiones inferiores, como Nicolás Otamendi, Ricky Álvarez y Mauro Zárate.
En este período, Vélez también se destacó por su participación en torneos internacionales, alcanzando las semifinales de la Copa Libertadores en 2011 y manteniendo una presencia constante en competiciones continentales.
La actualidad: desafíos y proyectos (2020-presente)
En los últimos años, Vélez Sarsfield ha experimentado un período de reconstrucción. Tras algunos años de resultados irregulares y cambios institucionales, el club busca recuperar el protagonismo tanto a nivel local como internacional.
El regreso de figuras históricas como Gabriel Heinze (como entrenador) y el enfoque renovado en las divisiones inferiores son parte de la estrategia para devolver al club a su lugar entre los grandes del continente. La inauguración de la Ciudad Deportiva en Villa Luro representa otra apuesta importante para el futuro del club.
A nivel institucional, Vélez Sarsfield continúa siendo un ejemplo de gestión en el fútbol argentino. Con más de 75.000 socios y una diversidad de actividades deportivas y sociales, el club trasciende lo futbolístico para convertirse en un espacio de pertenencia y desarrollo comunitario.
El Fortín: Estadio José Amalfitani
El Estadio José Amalfitani, conocido popularmente como “El Fortín”, es mucho más que el hogar deportivo de Vélez Sarsfield; es un símbolo de la identidad del club. Inaugurado oficialmente en 1951 y remodelado para el Mundial de Argentina 1978, este recinto tiene capacidad para aproximadamente 49.000 espectadores.
Ubicado en el barrio de Liniers, el estadio ha sido testigo de los momentos más gloriosos de la historia velezana, así como de eventos históricos del deporte argentino. Ha albergado partidos de la selección nacional de fútbol, encuentros internacionales de rugby y conciertos de artistas de renombre mundial.
Una característica distintiva del José Amalfitani es su césped, considerado uno de los mejores de Sudamérica. El cuidado meticuloso del campo de juego refleja la filosofía de excelencia que caracteriza al club en todos sus aspectos.
La cantera: semillero de talentos
Uno de los rasgos más destacados de Vélez Sarsfield a lo largo de su historia ha sido su capacidad para formar jugadores. Las divisiones inferiores del club han producido talentos que brillaron tanto en Argentina como en las ligas más prestigiosas del mundo.
Figuras como Nicolás Otamendi, Jonatan Cristaldo, Ricardo Álvarez, Thiago Almada, Matías Vargas y muchos otros iniciaron su camino en las inferiores de Vélez. Esta capacidad de desarrollo de jugadores no es casualidad, sino el resultado de un trabajo metodológico y una filosofía clara de formación.
El Centro de Entrenamiento de Villa Olímpica, donde entrenan las divisiones juveniles, cuenta con infraestructura de primer nivel y un equipo de profesionales especializados en el desarrollo integral de los jóvenes futbolistas. No se trata solo de formar jugadores, sino también personas con valores y educación.
Esta apuesta por la cantera no solo ha reportado éxitos deportivos, sino también beneficios económicos para el club, a través de transferencias que han permitido mantener la salud financiera de la institución.
Identidad y valores: el ADN velezano
Más allá de los títulos y los logros deportivos, Vélez Sarsfield se distingue por una identidad propia y una serie de valores que han permanecido inalterables a lo largo de su historia.
El “ADN velezano” se caracteriza por el trabajo, la humildad y el compromiso. El club nunca ha sido el más poderoso económicamente, pero ha sabido compensar esta desventaja con inteligencia, planificación y una ética de trabajo inigualable.
La formación de jugadores propios, la búsqueda de un fútbol ofensivo y bien jugado, y la solidez institucional son pilares que definen a Vélez Sarsfield como entidad deportiva. Estos valores, transmitidos de generación en generación, han creado un sentido de pertenencia único entre los hinchas velezanos.
Rivalidades y clásicos
A lo largo de su historia, Vélez Sarsfield ha desarrollado rivalidades con diversos equipos del fútbol argentino. El clásico tradicional es contra Ferro Carril Oeste, debido a la proximidad geográfica de ambos clubes en la zona oeste de Buenos Aires.
Con el correr de los años, también surgieron intensas rivalidades con clubes como San Lorenzo de Almagro y River Plate, particularmente durante la década de 1990, cuando Vélez competía de igual a igual con los equipos más poderosos del país.
Estos encuentros, cargados de historia y pasión, forman parte del rico folclore futbolístico que rodea al club de Liniers.
Más allá del fútbol: un club social y deportivo
Aunque el fútbol es la actividad más visible, Vélez Sarsfield es mucho más que un equipo. Como club social y deportivo, ofrece a sus socios la posibilidad de practicar numerosas disciplinas: básquetbol, vóley, hockey, natación, tenis, artes marciales y muchas más.
El compromiso con la comunidad también se manifiesta a través de programas educativos y sociales. La escuela primaria y secundaria del club, así como sus diversas actividades culturales, reflejan una visión integral del deporte como herramienta de transformación social.
Esta dimensión comunitaria es parte esencial de la identidad de Vélez, un club que entiende su rol como formador no solo de deportistas, sino también de ciudadanos.
Un legado que trasciende el tiempo
A más de 110 años de su fundación, Club Atlético Vélez Sarsfield se mantiene como un baluarte del deporte argentino. Su historia, marcada por la superación constante y el trabajo incansable, es un reflejo de los valores que definen a la institución.
Desde aquel grupo de jóvenes que se reunió en una plaza de Floresta hasta el club internacional que es hoy, Vélez ha recorrido un camino de crecimiento sostenido. Los títulos nacionales e internacionales son la confirmación de un proyecto deportivo e institucional exitoso, pero el verdadero legado del club va mucho más allá de las vitrinas de trofeos.
El “Fortín de Liniers” representa una forma de entender el deporte y la vida: con pasión, con esfuerzo y con valores. Generación tras generación, los hinchas velezanos transmiten ese sentido de pertenencia y ese orgullo por una institución que, fiel a sus raíces, sigue mirando hacia el futuro con la misma ambición y el mismo compromiso de sus fundadores.
En un fútbol cada vez más globalizado y comercial, Vélez Sarsfield mantiene su esencia y su identidad. Y ese, quizás, sea su mayor triunfo.