Fundado el 22 de noviembre de 1931 en el barrio porteño de Nueva Pompeya, el Club Deportivo Riestra nació como un espacio de encuentro comunitario entre vecinos apasionados por el fútbol. Su nombre proviene de la calle Ángel L. de Riestra, arteria principal del barrio donde se estableció la institución. Desde sus inicios, el club se caracterizó por su carácter barrial y su estrecha relación con la comunidad que lo rodeaba.
Durante sus primeras décadas, Deportivo Riestra permaneció en las categorías más bajas del fútbol argentino, compitiendo en ligas regionales y torneos amateurs. El club jugaba sus partidos en un modesto campo ubicado en la zona sur de Buenos Aires, lejos de los reflectores de los grandes equipos de la capital. Esta etapa estuvo marcada por dificultades económicas y una infraestructura limitada, situación común para muchos clubes de barrio en Argentina.
A pesar de estos obstáculos, el “Malevo” (apodo que hace referencia a los compadritos o guapos de los barrios porteños de principios del siglo XX) fue forjando una identidad propia, caracterizada por la garra, el esfuerzo y una fuerte conexión con sus raíces. Los colores blanco y negro, que identifican al club desde sus inicios, se convirtieron en símbolo de resistencia y perseverancia en un contexto donde sobrevivir ya era un logro.
La transformación y el despegue
La historia moderna de Deportivo Riestra comenzó a escribirse a partir de 2008, cuando la gestión del club experimentó un cambio significativo con la llegada de nuevos dirigentes, entre ellos Víctor Stinfale, empresario que aportó recursos y una visión diferente para la institución. Este periodo marcó el inicio de una transformación que llevaría al club a trascender su condición de equipo barrial para convertirse en protagonista del ascenso argentino.
En 2014, el club logró su primer hito importante al obtener el ascenso a la Primera D, la quinta y última categoría del fútbol argentino profesional. Este logro, aunque modesto en el contexto general del fútbol nacional, representó un paso crucial para una institución que hasta entonces había transitado principalmente por ligas regionales. La alegría no duró mucho, ya que apenas un año después, en 2015, Deportivo Riestra consiguió un nuevo ascenso, esta vez a la Primera C.
El verdadero punto de inflexión llegó en 2016, cuando el club dio el salto a la Primera B Metropolitana, la tercera categoría del fútbol argentino. Este ascenso generó especial atención mediática no solo por la rapidez con la que el equipo escalaba posiciones en la pirámide futbolística, sino también por algunos episodios polémicos que comenzaron a rodear al club.
Controversias y estilo propio
El ascenso meteórico de Deportivo Riestra no estuvo exento de controversias. Uno de los episodios más recordados ocurrió en 2017, durante un partido contra Comunicaciones por el torneo de la Primera B Metropolitana. En aquella ocasión, Víctor Stinfale, quien oficiaba como manager del club pero no tenía cargo formal en la comisión directiva, ingresó al campo de juego durante el entretiempo para dar indicaciones al equipo, lo que generó sanciones por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Este y otros incidentes contribuyeron a crear alrededor del Deportivo Riestra una imagen de club disruptivo, que no seguía las convenciones tradicionales del fútbol argentino. Sus detractores lo señalaban como un equipo que se aprovechaba de los vacíos reglamentarios y cuestionaban la rapidez de su crecimiento; sus defensores, en cambio, veían en él un ejemplo de gestión innovadora y eficiente en un contexto donde muchos clubes históricos enfrentaban graves problemas económicos.
Más allá de las polémicas, lo cierto es que Deportivo Riestra desarrolló un estilo propio, tanto dentro como fuera de la cancha. En lo futbolístico, se caracterizó por un juego aguerrido, físico, que privilegiaba el resultado por sobre el espectáculo. Esta filosofía, alineada con su identidad de club luchador, le permitió competir con equipos de mayor presupuesto y tradición.
En lo institucional, el club implementó un modelo de gestión que combinaba elementos del fútbol tradicional con prácticas empresariales modernas. La incorporación de inversores privados, la mejora de infraestructuras y una política de fichajes agresiva para el nivel en que competía fueron algunas de las estrategias que diferenciaron a Riestra de otros clubes del ascenso argentino.
El camino a Primera División
En 2017, Deportivo Riestra consiguió otro hito al ascender a la Primera B Nacional (hoy Primera Nacional), segunda categoría del fútbol argentino. Este logro significó que, en apenas tres años, el club había escalado desde la última categoría del fútbol profesional hasta quedar a un solo paso de la máxima división.
Sin embargo, la adaptación a esta nueva categoría resultó compleja. El equipo descendió tras una temporada, para volver a ascender en 2019. Esta vez, el “Malevo” demostró mayor solidez y consiguió establecerse en la Primera Nacional, compitiendo cada vez con mayor protagonismo por el ascenso a la elite del fútbol argentino.
El ansiado momento llegó finalmente en 2023, cuando Deportivo Riestra logró el ascenso a la Liga Profesional, la máxima categoría del fútbol argentino. Este logro, impensable para un club de sus características apenas una década atrás, coronó un proceso de crecimiento acelerado que desafió las estructuras tradicionales del fútbol argentino.
El debut en Primera División representó un desafío mayúsculo para una institución que, a pesar de su rápido crecimiento, seguía siendo pequeña en comparación con los gigantes históricos del fútbol argentino. Con un estadio con capacidad para apenas 3,000 espectadores ubicado en el barrio de Bajo Flores, recursos limitados en comparación con sus nuevos rivales y una hinchada en crecimiento pero todavía modesta, Deportivo Riestra afrontó esta nueva etapa con la misma filosofía que lo había llevado hasta allí: trabajo, pragmatismo y aprovechamiento máximo de sus recursos.
Infraestructura y desarrollo institucional
Paralelamente a sus logros deportivos, Deportivo Riestra experimentó una notable evolución en su infraestructura. De jugar en un modesto campo de tierra en sus inicios, el club pasó a contar con el Estadio Guillermo Laza, una instalación que, si bien mantiene dimensiones modestas en comparación con otros estadios de Primera División, ha sido progresivamente mejorada para cumplir con los requisitos de las categorías superiores.
Ubicado en la Avenida Balbastro 2157, en el barrio de Bajo Flores, el estadio ha pasado por diversas remodelaciones para aumentar su capacidad y mejorar sus instalaciones. La incorporación de iluminación artificial, la mejora de los vestuarios y la ampliación de las tribunas fueron algunas de las obras realizadas para adaptar el recinto a las exigencias del fútbol profesional.
Además del estadio, el club desarrolló un centro de entrenamiento para sus divisiones inferiores, iniciando así un proceso de formación de jugadores propios que buscaba complementar la estrategia de fichajes externos. Esta apuesta por la cantera, aunque todavía en fase inicial, representaba un intento de establecer bases sólidas para un desarrollo sostenible a largo plazo.
En el ámbito social, Deportivo Riestra también experimentó transformaciones. De ser un club con escasa masa societaria, pasó a incrementar considerablemente su número de socios y simpatizantes. Este crecimiento, sin embargo, planteó desafíos en términos de identidad: ¿cómo mantener el espíritu barrial original mientras se convertía en un actor relevante del fútbol nacional?
Impacto cultural y crecimiento de la hinchada
El rápido ascenso de Deportivo Riestra generó un fenómeno particular en términos de identidad y cultura futbolística. A diferencia de la mayoría de los clubes históricos argentinos, que construyeron su base de hinchas a lo largo de muchas décadas, el “Malevo” debió enfrentar el desafío de consolidar una hinchada en un periodo relativamente breve.
Este proceso no estuvo exento de tensiones. Por un lado, se encontraban los seguidores históricos del club, aquellos que lo habían acompañado en sus años más difíciles en las categorías inferiores. Por otro, nuevos simpatizantes atraídos por el vertiginoso ascenso y la creciente visibilidad mediática del equipo. La integración de ambos grupos y la construcción de una identidad común representó uno de los principales desafíos culturales para la institución.
A pesar de estas dificultades, Deportivo Riestra logró forjar una cultura propia que combinaba elementos tradicionales del fútbol de ascenso (códigos barriales, sentido de pertenencia territorial, orgullo por los orígenes humildes) con aspectos más modernos vinculados a su nuevo estatus. Los cánticos de la hinchada, la iconografía desplegada en las tribunas y las narrativas construidas alrededor del club reflejaban esta dualidad entre tradición e innovación.
Un aspecto destacable fue la capacidad del club para capitalizar su condición de “recién llegado” a la elite, presentándose como un outsider que desafiaba el orden establecido. Esta narrativa de David contra Goliat resultó atractiva para muchos aficionados al fútbol que no tenían una identificación fuerte con los clubes tradicionales, permitiendo a Riestra ampliar su base de seguidores más allá de los límites de su barrio original.
Figuras destacadas en la historia del club
A lo largo de su trayectoria, y especialmente durante su periodo de ascenso meteórico, Deportivo Riestra contó con jugadores y entrenadores que dejaron una huella significativa en la historia del club. Entre los futbolistas que vistieron la camiseta blanquinegra durante este periodo se destacan nombres como:
- Milton Celiz: delantero que se convirtió en figura clave durante varias temporadas, aportando goles decisivos en los torneos de ascenso.
- Gustavo Fernández: experimentado defensor que aportó solidez y liderazgo a la zaga durante el ascenso a la Primera Nacional.
- Jonathan Goitía: volante creativo que se destacó por su capacidad técnica y visión de juego, elementos distintivos en un equipo caracterizado principalmente por su fortaleza física.
En el banco de suplentes, entrenadores como Guillermo Duró y Cristian Fabbiani dejaron su impronta táctica, adaptando el estilo de juego del equipo a las exigencias de cada categoría mientras mantenían la esencia combativa que caracterizaba al club.
Mención especial merece la figura de Víctor Stinfale, quien sin ocupar formalmente el cargo de presidente, se convirtió en el rostro visible de la transformación institucional del club. Su personalidad controvertida y su estilo frontal de gestión generaron tanto admiradores como detractores, pero su impacto en la historia reciente de Deportivo Riestra resulta innegable.
Desafíos y perspectivas futuras
La llegada a Primera División planteó para Deportivo Riestra una serie de desafíos sin precedentes en su historia. Competir de igual a igual con instituciones centenarias que cuentan con millones de hinchas, presupuestos muy superiores e infraestructuras de primer nivel requiere un equilibrio delicado entre ambición y realismo.
El principal desafío deportivo para el “Malevo” en esta nueva etapa es la permanencia en la categoría. La historia del fútbol argentino muestra numerosos ejemplos de clubes pequeños que, tras conseguir el ascenso a Primera División, no logran establecerse y terminan regresando rápidamente a las categorías inferiores. Evitar este destino requiere una planificación rigurosa que combine fichajes estratégicos, desarrollo de jugadores propios y un estilo de juego adaptado a las exigencias de la elite.
En el ámbito institucional, el club enfrenta el reto de profesionalizar sus estructuras sin perder la flexibilidad y capacidad de adaptación que caracterizaron su ascenso. La gestión de mayores recursos económicos, el cumplimiento de requisitos regulatorios más estrictos y la relación con patrocinadores de mayor envergadura son aspectos que demandan una evolución en términos organizativos.
El crecimiento de la masa societaria y la fidelización de los nuevos simpatizantes representan otro desafío crucial. En un contexto donde los grandes clubes del fútbol argentino cuentan con bases de hinchas consolidadas a lo largo de generaciones, Deportivo Riestra debe encontrar estrategias innovadoras para ampliar su comunidad y fortalecer el sentido de pertenencia.
La mejora de infraestructuras constituye también un aspecto fundamental para el futuro del club. Aunque el Estadio Guillermo Laza ha experimentado mejoras, sus dimensiones siguen siendo modestas para los estándares de Primera División. La ampliación de la capacidad del estadio o la búsqueda de alternativas para los partidos de mayor convocatoria son cuestiones que la dirigencia deberá abordar en el corto y mediano plazo.
Legado y significado en el fútbol argentino
Más allá de sus resultados deportivos futuros, Deportivo Riestra ya ha dejado una huella significativa en el fútbol argentino contemporáneo. Su trayectoria representa un caso de estudio sobre las posibilidades de movilidad dentro del sistema futbolístico nacional, desafiando la noción de que los clubes pequeños están condenados a permanecer eternamente en las categorías inferiores.
El “Malevo” ha demostrado que, mediante una combinación de gestión innovadora, inversión estratégica y construcción de una identidad propia, es posible desafiar las jerarquías establecidas en un contexto tradicionalmente dominado por instituciones históricas. Este mensaje resulta inspirador para muchos otros clubes modestos que sueñan con emular su camino.
Al mismo tiempo, la historia de Deportivo Riestra plantea interrogantes sobre el modelo de desarrollo del fútbol argentino en el siglo XXI. ¿Es su ascenso un ejemplo aislado o forma parte de una tendencia más amplia hacia la profesionalización y modernización de los clubes pequeños? ¿Qué balance debe existir entre la preservación de las tradiciones e identidades locales y la adopción de prácticas empresariales contemporáneas?
Con independencia de las respuestas a estas preguntas, lo cierto es que el club del barrio de Nueva Pompeya ha conseguido escribir su nombre en la historia grande del fútbol argentino, demostrando que, en ocasiones, los sueños más improbables pueden convertirse en realidad a través del trabajo, la perseverancia y una visión clara del camino a seguir.
El Club Deportivo Riestra encarna una de las historias más fascinantes del fútbol argentino reciente. De sus orígenes modestos como club barrial hasta su establecimiento en la elite del fútbol nacional, su trayectoria representa un testimonio de perseverancia, adaptación y ruptura de paradigmas establecidos.
El “Malevo” ha conseguido lo que parecía imposible para un club de sus características: ascender desde las categorías más bajas hasta la Primera División en apenas una década, desafiando pronósticos y superando obstáculos que parecían insalvables. Este logro, más allá de sus implicaciones deportivas, constituye una narrativa poderosa sobre las posibilidades de transformación y crecimiento en un contexto tan competitivo como el fútbol argentino.
El futuro de Deportivo Riestra permanece abierto, con desafíos significativos pero también con oportunidades sin precedentes. Su capacidad para consolidarse en la máxima categoría, seguir desarrollando su infraestructura y ampliar su base de seguidores determinará si su historia quedará como un meteoro fugaz en el firmamento del fútbol argentino o si logrará establecerse como un actor relevante de forma sostenida.
Lo que resulta indudable es que, independientemente de su destino futuro, el club ya ha conseguido un lugar en la historia del fútbol nacional. Su ascenso meteórico, sus métodos heterodoxos y su capacidad para desafiar el orden establecido han enriquecido el panorama futbolístico argentino, demostrando que siempre hay espacio para nuevas historias y protagonistas en el deporte más popular del país.
En las calles de Nueva Pompeya y los alrededores del Estadio Guillermo Laza, el orgullo por lo conseguido se mezcla con la ilusión por lo que está por venir. Para los hinchas, jugadores y dirigentes de Deportivo Riestra, el viaje apenas comienza. El “Malevo” ya no es solo un modesto club de barrio, sino un símbolo de que, en el fútbol argentino, los sueños, por improbables que parezcan, pueden hacerse realidad.