El 3 de enero de 1915, en el barrio de Lanús Este, un grupo de jóvenes decidió fundar una institución que trascendería el tiempo y se convertiría en un emblema para toda una comunidad. Así nació el Club Atlético Lanús, inicialmente llamado “Club Lanús Athletic”. Aquellos pioneros, entre los que destacaban Anacarsis Lanús y varios hijos de inmigrantes ingleses e italianos, buscaban crear un espacio para la práctica deportiva y la integración social.
En sus primeros años, el club afrontó las dificultades propias de una institución naciente. Sus fundadores debieron luchar contra limitaciones económicas y logísticas, a menudo realizando actividades para recaudar fondos y construir las primeras instalaciones. La sede inicial se estableció en la esquina de las calles 9 de Julio y Sitio de Montevideo, en un modesto local que servía como punto de encuentro para los socios.
El fútbol, desde el principio, ocupó un lugar central en las actividades del club. Lanús comenzó compitiendo en ligas amateur, donde demostró rápidamente su potencial. En 1919, el club se afilió a la Asociación Argentina de Football y comenzó su participación en los torneos oficiales, dando inicio a una historia deportiva que no ha cesado hasta hoy.
Ascenso y Consolidación
Los años veinte y treinta del siglo XX marcaron una etapa de crecimiento para Lanús. En 1931, logró su primer ascenso a Primera División, aunque la alegría duró poco y descendió al año siguiente. Este patrón de ascensos y descensos caracterizaría la historia del club durante varias décadas, ganándose el apodo de “equipo ascensor”.
La década de 1940 trajo consigo un período de estabilidad en Primera División. En 1943, el club adquirió los terrenos donde actualmente se encuentra su estadio, en la Avenida 9 de Julio y Guidi. La construcción del “Estadio Ciudad de Lanús – Néstor Díaz Pérez” (conocido popularmente como “La Fortaleza”) comenzó poco después, siendo inaugurado oficialmente en 1951.
Durante los años cincuenta y sesenta, Lanús alternó temporadas entre la Primera División y la Segunda, sin lograr consolidarse permanentemente en la élite del fútbol argentino. A pesar de ello, el club seguía creciendo institucionalmente y aumentando su base social en el sur del Gran Buenos Aires.
Crisis y Resurgimiento
Los años setenta y ochenta representaron un período complejo para Lanús. Al igual que muchas instituciones argentinas, sufrió los efectos de la inestabilidad política y económica del país. En 1977, descendió nuevamente a la Segunda División y comenzó una de las etapas más difíciles de su historia.
El punto más crítico llegó en 1991, cuando el club entró en concurso de acreedores y estuvo al borde de la desaparición. La deuda acumulada amenazaba con liquidar la institución. En ese momento crucial, emergió la figura de Nicolás Russo, quien asumiría la presidencia del club en 1992 e iniciaría un proceso de saneamiento económico y reconstrucción institucional que sentaría las bases para la posterior era dorada.
En medio de la crisis financiera, llegó un motivo de alegría: en 1992, Lanús consiguió el ascenso a Primera División bajo la dirección técnica de Héctor Cúper. Este retorno marcaría el inicio de una nueva etapa, en la que el club finalmente lograría estabilizarse en la máxima categoría del fútbol argentino.
La Era Dorada
El verdadero punto de inflexión en la historia de Lanús llegó en 1996, cuando conquistó la Copa CONMEBOL (actual Copa Sudamericana), su primer título internacional. Bajo la dirección de Héctor Cúper y con figuras como Carlos “Chiquito” Bossio, Gustavo Barros Schelotto, Ariel Ibagaza y Claudio Enría, el equipo superó en la final al Independiente Santa Fe de Colombia, consagrándose campeón el 26 de noviembre de 1996. Este logro representó no solo un título deportivo, sino la confirmación de que Lanús había dejado atrás definitivamente su etapa de crisis.
El esperado primer título de Primera División llegaría en 2007, cuando bajo la dirección técnica de Ramón Cabrero, Lanús se coronó campeón del Torneo Apertura. Con un equipo que combinaba veteranía y juventud, liderado por José Sand (goleador del torneo) y con figuras como Diego Valeri y Lautaro Acosta, “El Granate” cumplió el sueño largamente anhelado por sus hinchas.
A partir de ese momento, Lanús consolidó su posición como uno de los clubes más respetados del fútbol argentino. En 2013, conquistó la Copa Sudamericana bajo la dirección de Guillermo Barros Schelotto, venciendo en la final a Ponte Preta de Brasil. En 2016, se consagró campeón de la Primera División nuevamente, esta vez bajo la dirección de Jorge Almirón.
El logro más reciente llegó en 2017, cuando Lanús alcanzó la final de la Copa Libertadores por primera vez en su historia. Aunque cayó derrotado ante Gremio de Brasil, este hito confirmó la consolidación del club entre la élite del fútbol sudamericano.
Identidad y Cultura
El Club Atlético Lanús es conocido como “El Granate” debido a su color principal, un tono bordeaux o granate que identifica al club desde sus inicios. Esta denominación ha acompañado al equipo a lo largo de toda su historia, convirtiéndose en parte esencial de su identidad.
La pasión de sus hinchas, conocidos como “los Granates”, constituye uno de los activos más valiosos del club. La afición de Lanús se caracteriza por su fidelidad y por el ambiente familiar que genera en las tribunas. “La Fortaleza”, como se conoce al estadio, refleja precisamente esa conexión especial entre el equipo y su público, que ha convertido al recinto en un escenario difícil para cualquier visitante.
Otra característica distintiva de Lanús es su compromiso con las divisiones juveniles. El club ha desarrollado un sistema de formación que ha producido numerosos talentos para el fútbol argentino e internacional. Jugadores como Diego Valeri, Eduardo Salvio, Lautaro Acosta y Nicolás Pasquini, entre muchos otros, surgieron de las inferiores granates.
Impacto Social y Comunitario
El Club Atlético Lanús trasciende lo meramente deportivo para convertirse en un factor de cohesión social y desarrollo comunitario en la zona sur del Gran Buenos Aires. A través de su departamento de socios, el club gestiona actividades culturales, educativas y sociales que benefician a miles de personas.
Las instalaciones del club incluyen un polideportivo donde se practican diversas disciplinas como básquet, vóley, handball, hockey sobre césped, natación y patín artístico, entre otras. Estas actividades no solo promueven el deporte, sino que también fomentan valores como el compañerismo, la disciplina y el respeto.
Lanús también desarrolla programas sociales dirigidos a sectores vulnerables de la comunidad. Iniciativas como “Lanús Solidario” realizan actividades benéficas, colectas y apoyo a instituciones educativas y de salud de la zona. Durante la pandemia de COVID-19, el club convirtió parte de sus instalaciones en centros de atención y apoyo logístico para enfrentar la emergencia sanitaria.
Gestión y Modelo Institucional
Uno de los aspectos más destacados del Club Atlético Lanús en las últimas décadas ha sido su modelo de gestión, que ha combinado la estabilidad institucional con el éxito deportivo. Bajo la prolongada presidencia de Nicolás Russo, el club implementó un esquema administrativo que priorizó la sustentabilidad económica y el crecimiento planificado.
A diferencia de otros clubes argentinos que apostaron por grandes inversiones y fichajes costosos, Lanús desarrolló un modelo basado en la formación de jugadores propios y la incorporación inteligente de refuerzos. Este enfoque permitió mantener finanzas saneadas y al mismo tiempo construir equipos competitivos.
La continuidad en los proyectos deportivos ha sido otra característica distintiva. Los entrenadores que han pasado por el club generalmente han contado con el respaldo institucional y el tiempo necesario para implementar sus ideas, lo que ha redundado en resultados positivos a mediano y largo plazo.
Estadio y Patrimonio
El “Estadio Ciudad de Lanús – Néstor Díaz Pérez”, conocido popularmente como “La Fortaleza”, constituye el principal patrimonio material del club. Inaugurado oficialmente en 1951, ha sido objeto de sucesivas remodelaciones y ampliaciones que lo han convertido en un recinto moderno con capacidad para aproximadamente 47,000 espectadores.
El estadio lleva el nombre de Néstor Díaz Pérez, un histórico dirigente que presidió el club entre 1975 y 1979. En 2003, el recinto fue completamente renovado, con la construcción de nuevas tribunas, palcos VIP, cabinas de prensa y un moderno sistema de iluminación. La última gran remodelación se realizó en 2017, con motivo de la participación del equipo en la Copa Libertadores.
Además del estadio, el patrimonio del club incluye el complejo deportivo ubicado en la localidad de Luis Guillón, donde entrenan el plantel profesional y las divisiones juveniles. Este predio, adquirido en 1996, cuenta con varios campos de entrenamiento, gimnasio, concentración para jugadores y diversas instalaciones deportivas de primer nivel.
Rivalidades
La principal rivalidad histórica de Lanús es con el Club Atlético Banfield, con quien protagoniza el denominado “Clásico del Sur”. Esta rivalidad se origina en la proximidad geográfica entre ambas instituciones y se ha intensificado a lo largo de los años a través de memorables enfrentamientos.
El primer partido oficial entre Lanús y Banfield se disputó en 1915, y desde entonces han jugado más de 150 encuentros oficiales. Si bien durante muchos años el clásico se disputó en categorías de ascenso, desde la década de 1990 ha ganado relevancia nacional al jugarse regularmente en Primera División.
Otras rivalidades importantes, aunque de menor intensidad, son las que mantiene con Quilmes y Temperley, equipos también provenientes de la zona sur del Gran Buenos Aires.
Actualidad y Desafíos Futuros
En la actualidad, el Club Atlético Lanús se mantiene como uno de los equipos más estables y respetados del fútbol argentino. Tras más de tres décadas de permanencia ininterrumpida en Primera División (desde 1992), el club ha consolidado su posición en la élite, alternando temporadas de mayor y menor éxito deportivo.
Entre los principales desafíos que enfrenta la institución para los próximos años se encuentra la necesidad de adaptar su modelo de gestión a un fútbol cada vez más globalizado y competitivo. La formación de jugadores sigue siendo una prioridad, pero resulta cada vez más difícil retener a los talentos ante las ofertas provenientes de mercados con mayor poder económico.
Otro desafío importante es la expansión de la base social del club. Aunque Lanús cuenta con una hinchada fiel, su área de influencia natural (el partido de Lanús y zonas aledañas) tiene una población limitada en comparación con los clubes de mayor convocatoria del país. La captación de nuevos simpatizantes, especialmente entre las generaciones más jóvenes, resulta fundamental para el crecimiento institucional.
El Club Atlético Lanús representa una de las historias más inspiradoras del fútbol sudamericano. Desde sus humildes orígenes como club barrial hasta su consolidación como protagonista del fútbol continental, su trayectoria ejemplifica valores como la perseverancia, la identidad y el trabajo colectivo.
Más allá de los títulos conseguidos, el verdadero legado de Lanús radica en su capacidad para sobreponerse a las adversidades y construir un proyecto sostenible tanto en lo deportivo como en lo institucional. En un contexto donde muchos clubes sucumben ante las crisis económicas o las gestiones improvisadas, “El Granate” se ha mantenido fiel a sus principios y ha logrado combinar la competitividad deportiva con la responsabilidad administrativa.
Para la comunidad de Lanús, el club representa mucho más que un equipo de fútbol: es un símbolo de orgullo local, un espacio de integración social y un vehículo para la promoción de valores positivos. Es precisamente esta dimensión comunitaria la que otorga al Club Atlético Lanús un lugar especial en el corazón no solo de sus hinchas, sino de todos aquellos que valoran la autenticidad y la tradición en el fútbol.